La XBOX Series S ha sido todo un golpe sobre la mesa por parte de Microsoft a la hora de entrar en la nueva generación. Esta consola nos permite, por menos de la mitad de lo que cuesta cualquier otra consola Next Gen, poder disfrutar de todos los juegos de nueva generación, igual que lo haríamos en PlayStation 5 o en XBOX Series X. Sin embargo, aunque muchos no lo saben, una XBOX es mucho más que una consola solo para jugar, y es que, si sabemos cómo, podemos sacarle mucho más provecho.
El precio oficial de la Xbox Series S es de 300 euros, un precio de entrada para la nueva generación más que interesante teniendo en cuenta que incluye un mando (ya valorado en 60 euros) y un disco duro SSD NVMe de alta velocidad, cuyo precio de mercado ronda otros 60 euros. Además, si estás leyendo esto en Black Friday, debes tener en cuenta que, por tiempo limitado, puedes hacerte con esta consola con un descuento de 70 euros, quedándose en tan solo 229 euros.
Y si estás leyendo esto después del Black Friday, no te preocupes. Una vez que la consola ha alcanzado este precio una vez, puede volver a alcanzarlo en cualquier época de rebajas similar.
Si eres jugador, es una gran consola. Pero ¿es una consola adecuada si somos jugadores causales, y queremos usarla para algo más?
Otros usos interesantes para la XBOX Series S
Si te gustan los juegos, pero no estás demasiado puesto en la nueva generación, uno de los usos más interesantes para esta consola es la de convertirla en una retro-consola. Gracias a que Xbox es mucho menos cerrada en cuanto a la ejecución de software de terceros, es posible descargar e instalar RetroArch en esta consola y ejecutar todo tipo de emuladores retro para jugar a cualquier juego de antaño que se nos pase por la cabeza. La potencia de esta consola la hace ideal para emular cualquier título, incluso hasta PlayStation 2, porque ¿por qué no?
Word Online o Google Drive. También podemos conectar un disco duro externo para tener más espacio de almacenamiento, e infinidad de usos más.
Por si fuera poco, incluso podemos conectarnos a nuestro ordenador principal y usarlo como una pantalla de casting para ver nuestro PC en la televisión sin necesidad de cables.
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