Trabajar con archivos comprimidos tiene muchas ventajas. Por ejemplo, gracias a estos paquetes vamos a poder enviar a través de Internet varios archivos (decenas, o cientos de ellos) dentro de un único paquete, como si se tratase de un único archivo. Estos, además, ocuparán menos de lo que ocuparían si se enviasen individualmente (lo que agiliza la transferencia y nos permite ahorrar espacio en el disco) y, además, nos permite hacer uso de otras funciones, como, por ejemplo, proteger todos los archivos que hay dentro del ZIP o RAR con una contraseña. Y, en este ámbito, uno de los más conocidos es WinRAR.
WinRAR es uno de los compresores-descompresores de archivos más conocidos que podemos encontrar en la red. Este programa lleva con nosotros desde 1993, y ha formado parte siempre de los ordenadores de los s debido, entre otras cosas, a la poca variedad de tanto para macOS como para Linux. Eso sí, esta herramienta solo funciona en terminal, mediante comandos, por lo que sigue sin ser una solución práctica para aquellos que quieran usar este compresor fuera de Windows.