Todos los virus son malos y peligrosos a su manera. Pero de todos los tipos (troyanos, gusanos, spyware, etc) hay un tipo de malware que ha ganado especial peligrosidad en los últimos dos años: el ransomware. Cuando este malware infecta tu PC, automáticamente cifra todos los datos personales del y les pide el pago de una cantidad de dinero, en Bitcoin, a cambio de la clave privada para poder descifrarlos. Sin la clave, salvo en casos contados, los datos no se pueden recuperar, se pierden para siempre.
El miedo hace que muchas víctimas terminen pagando el rescate, financiando el ciberterrorismo y haciendo que los piratas informáticos cada vez se interesen más por este tipo de malware. Y por ello, cada poco aparecen nuevas variantes de ransomware, cada vez más peligrosas, complicadas de detectar y, por supuesto, más caras para las víctimas.
Los mejores antivirus son capaces de detectar la mayoría de las amenazas. Y si además hacemos copias de seguridad de nuestros datos más importantes, mucho mejor. Sin embargo, sigue habiendo una gran cantidad de gente que cae víctima de estas amenazas.
Cuando caemos víctimas de este malware, y lo asumimos, la pregunta que nos viene a la cabeza es: ¿pago? ¿no pago? ¿realmente pagando podré