Los amigos de lo ajeno cada vez son más ingeniosos a la hora de tratar de acceder a nuestros datos personales. En los últimos tiempos, el método que mejor les funciona es el envío masivo de correos electrónicos y de SMS con enlaces que nos invitan a pulsar y realizar la acción que nos solicitan. El problema es que muchos s no se molestan en comprobar si realmente son auténticos o no, algo bastante fácil de averiguar por poco que nos fijemos, por lo que sigue siendo una práctica habitual lejos de desaparecer.
Si no somos clientes del banco que nos envía el SMS o email, lo primero que hacemos es pensar que se puede haber equivocado los del banco o que todavía conservan nuestros datos de cuando fuimos clientes, sin embargo, en el 99% de los casos, no es así, ya que, por ley, los bancos deben eliminar todos los datos personales de los antiguos clientes. Con el envío de paquete pasa exactamente lo mismo. Cada vez que se produce una oleada de este tipo de mensajes de correo electrónico o SMS, las redes sociales de la incluyen faltas de ortografía y gramaticales.