Desde ANOVO, empresa especializada en servicio técnico y readaptación de dispositivos, nos quieren hablar hoy de la tecnología NFC. Una funcionalidad que, desde su equipo técnico, han detectado que cada vez es más imprescindible para los s.
Hoy en día pagar con el móvil o el reloj, leer tarjetas y chips y conectarnos a cualquier dispositivo simplemente con acercarlo es algo de lo más común, algo que se ha convertido en el día a día de los s gracias a que la mayoría de los smartphones y weareables del mercado llevan un chip NFC, Near Field Communication, chip que permite intercambiar información entre dos dispositivos a baja distancia.
La tecnología NFC no es para nada novedosa, sino que lleva ya bastantes años entre nosotros, y es que fue aprobada en 2003 y se empezó a instalar de forma masiva en todo tipo de dispositivos desde 2008, hace ya más de 10 años.
Los chips NFC son capaces de generar o detectar pequeños campos electromagnéticos cuando se acercan a otros chips a menos de 10 centímetros, lo que les permite intercambiar información a una velocidad de 424 kilobits por segundo. La memoria de estos chips varía desde los pocos bytes hasta casi 1 KB.
Existen dos tipos de chips NFC: activos, que son los que permiten generar campos electromagnéticos y detectar campos generados por otros chips para intercambiar datos, y pasivos, que solo son capaces de detectar los campos electromagnéticos y conectarse a ellos, pero no generar nuevos campos.
Por último, estos chips pueden utilizarse para automatizar tareas, especialmente en Android. Podemos configurar los chips con una serie de acciones de manera que, si colocamos un tag en nuestro coche, el móvil se conectará automáticamente al bluetooth y se activará el modo conducción, mientras que, si lo colocamos en la habitación, este chip puede activar la alarma y poner el móvil en silencio. Las posibilidades de los tags son ilimitadas.