Todo lo relacionado con la personalización del software que usamos en nuestros equipos, está cada vez más a la orden del día. Este tipo de tareas, donde incluimos a propuestas de la importancia de Windows, nos ayudan a trabajar de un modo más cómodo, a la vez que productivo. Y es que no es lo mismo pasar una buena cantidad de horas frente a un software con el que no nos sentimos cómodos del todo, que hacerlo con uno personalizado.
Es por ello por lo que la mayoría de los desarrolladores de software, en los tiempos que corren, lanzan e incluyen multitud de funciones de personalización en sus proyectos. Como os comentamos anteriormente, esto es algo que también alcanza al sistema operativo más usado en equipos de sobremesa, hablamos de Windows.
Elementos para cambiar el aspecto de Windows
De hecho, en estas mismas líneas nos vamos a centrar en un tipo contenido muy habitual en el sistema de los de Redmond. Esto es algo que, en términos generales, con el paso de los años estas funciones de personalización de Windows han ido en aumento. Entre otras muchas cosas esto se debe a que los s de tecnología actuales son mucho más exigentes que los de hace unos años. Ya no solo vale con que algo funcione, sino que además debe ser seguro, y lograr que se adapte a nuestras necesidades en cada momento.
Por regla general, para personalizar Windows habitualmente echamos mano de elementos tales como los fondos o los temas que cambian el aspecto del escritorio.
De hecho, podríamos considerar que el fondo de escritorio que tenemos establecido de forma predeterminada en nuestro sistema Windows, es uno de los primeros elementos de los que echamos mano para personalizar el aspecto del sistema operativo. A pesar de que Microsoft nos propone algunas atractivas imágenes en forma de fondos para que podamos establecer aquí, lo habitual es que prefiramos instalar nuestras propias selecciones. Seguro que muchos de vosotros ya sabéis de primera mano que lo habitual en este caso es añadir alguna imagen de alta calidad correspondiente a nuestra pareja, familia, amigos, vacaciones o mascota.
Y es que esta es la foto que nos dará la bienvenida en cada nueva sesión que llevemos a cabo en nuestro ordenador, por lo que quizás sea capaz de levantarnos una sonrisa. Pero eso no es todo lo que podemos hacer aquí para darle un aspecto más original al sistema de Microsoft, tal y como veremos a continuación.
El icono, ese elemento olvidado
Entre estos aquí vamos a destacar la posibilidad de cambiar y personalizar los iconos de Windows. Como os podréis imaginar, con esto lo que logramos es darle un aspecto totalmente renovado y personalizado a buena parte de la interfaz del sistema. Además, hay que tener en cuenta que esto es algo que podremos hacer de manera sencilla, como vamos a ver. Estos son elementos que muchas veces pasan totalmente desapercibidos, pero no somos conscientes de su enorme importancia, hasta que no los vemos o funcionan mal.
De hecho, podríamos considerar que el fondo de escritorio que tenemos establecido de forma predeterminada en nuestro sistema Windows, es uno de los primeros elementos de los que echamos mano para personalizar el aspecto del sistema operativo. A pesar de que Microsoft nos propone algunas atractivas imágenes en forma de fondos para que podamos establecer aquí, lo habitual es que prefiramos instalar nuestras propias selecciones. Seguro que muchos de vosotros ya sabéis de primera mano que lo habitual en este caso es añadir alguna imagen de alta calidad correspondiente a nuestra pareja, familia, amigos, vacaciones o mascota.
Y es que esta es la foto que nos dará la bienvenida en cada nueva sesión que llevemos a cabo en nuestro ordenador, por lo que quizás sea capaz de levantarnos una sonrisa. Pero eso no es todo lo que podemos hacer aquí para darle un aspecto más original al sistema de Microsoft, tal y como veremos a continuación.
Es por ello por lo que ahora vamos a profundizar en el uso de estos elementos que tanto usamos en un sistema como Windows. De este modo y si así lo deseáis podréis manejar y tener el control absoluto sobre los iconos y el aspecto de estos que van a formar parte de nuestro sistema operativo en el PC.
Uso habitual de los iconos
Hoy en día, los íconos juegan un papel importante en el diseño de sitios web, programas que usamos a diario, o en el propio sistema operativo. Casi todo diseñador necesita un icono para diseñar un sitio web y una aplicación. Además de diseñar sitios web y aplicaciones, también se usan de forma especial para diseñar folletos, carteles, panfletos, volantes, infografías, etc. Los íconos mejoran la estética de los sitios y pueden brindar una mejor experiencia al .
Asimismo, hay que tener en consideración que el aspecto externo de estos elementos gráficos puede ser de lo más variado, prácticamente infinito. Todo va a depender de los esfuerzos que haya hecho el diseñador del programa o web para insertar estos elementos en su proyecto personal. De hecho, es interesante saber que nosotros mismos tenemos la posibilidad de diseñar nuestros propios iconos a través de programas específicos para ello o con cualquier editor de fotos con el que trabajemos bien. Si tenemos cierto control sobre el mismo podremos diseñar iconos personalizados en cuanto a su aspecto para integrarlo más adelante en aquellos sistemas o aplicaciones que permitan su modificación, como es el caso de Windows.
Formatos de archivo habituales
Si nos centramos en el formato en el que deberíamos guardar estos proyectos propios de diseño de nuevo iconos, es muy sencillo. Tan solo debemos asegurarnos de que el programa donde los creamos sea compatible con alguno de los formatos que os vamos a mencionar a continuación. Lo primero que debemos saber en este sentido es que el formato por excelencia para guardar un icono en Windows es el .ICO (aunque en macOS, el formato por excelencia es el .ICNS, y Linux puede usar, además del ICO, el formato SVG de forma nativa).
Además, este mismo formato es el que se suele utilizar en Internet para los famosos «favicon» de las páginas web. Este formato empezó a funcionar en la era de Windows XP, ya que, hasta entonces, los iconos que se usaban en Windows eran sencillas imágenes en mapa de bits, sin características como la «capa alpha» o transparencia. A grandes rasgos, un ICO es un archivo PNG con algo de compresión, el cual podemos reescalar para ajustarlo a los DPI de nuestra pantalla. En la red podemos encontrar también iconos en otros formatos, como SVG o PNG, pero, para poder usar estos iconos en nuestro ordenador, previamente tendremos que convertirlos a formato ICO usando herramientas específicas para ese fin.
Además de los .ICO, también debemos tener en cuenta otros dos formatos de iconos, CUR (iconos normales y sencillos) y ANI (iconos con animaciones y efectos). La diferencia es que estos dos se utilizan, principalmente, para cursores del ratón, y no como iconos del sistema como tal. Evidentemente dependiendo del tipo de uso que vayamos a hacer de estos elementos gráficos en Windows, por ejemplo, tendremos que usar un formato u otro de los comentados antes.
Cómo cambiar los iconos de Windows
Volviendo las tareas de personalización que podemos llevar a cabo en el sistema operativo de Microsoft, uno de los usos más habituales de estos iconos que creamos es su integración aquí. es por todo ello por lo que a continuación os mostraremos la manera de añadir nuestras nuevas creaciones gráficas en forma de iconos, en este sistema operativo. Aunque en un principio nos va a parecer una tarea un tanto compleja, es mucho más fácil de lo que pensamos, como vamos a ver.
Para que nos hagamos una idea inicial de lo que os hablamos, tenemos varias maneras de cambiar estos elementos en forma de iconos que os comentamos. Por un lado, podemos acceder a la aplicación de Configuración de Windows a través de la combinación de teclas Win + I. En ese momento pinchamos en la opción de Personalización / Temas, y en la parte derecha de la ventana nos encontramos con un enlace que reza Configuración de iconos de escritorio.
Es recomendable no utilizar imágenes con el fondo blanco, ya que, en ocasiones, el icono se muestra pixelado y no permite ver con claridad que imagen representan, por lo que siempre que sea posible, es recomendable evitar este tipo de fotografías si queremos obtener el mejor resultado posible. También nos podemos decantar por usar fondos coloridos si queremos dar un toque más original a Windows.
¿Cuál es la mejor opción?
Como podemos comprobar disponemos de un amplio número de opciones para para descargar todo tipo de iconos desde Internet. Todas ellas son gratuitas o contienen un plan gratuito para poder descargar iconos sin necesidad de pagar, por lo que siempre es recomendable que vayamos probando cada una para ver que opciones nos ofrece y qué tipos de iconos podemos encontrar, a fin de que podamos encontrar la opción deseada.
De entre todas las opciones que os proponemos seguramente la más imprescindible y que debe estar presente en la carpeta de Favoritos de nuestro navegador, es icons-icons. Se trata de una web con un amplio catálogo de iconos disponibles para descargar y que nos puede resultar de gran utilidad en todo momento. Muchos de ellos se encuentran en diferentes formatos como PNG, ICO, SVG, entre otros. Además, nos permite descargarlos en diferentes resoluciones de hasta 512×512 píxeles. Sin duda, una opción que no debemos de pasar por alto.
Si no nos gusta ninguno o queremos crear nuestra propia colección de iconos, podemos hacerlo siempre en formato cuadrado y evitando, en la medida de lo posible los fondos transparentes, ya que no se llevan bien con el formato BMP al no ser capaz de reconocer transparencias como si ocurre con el formato .PNG.
A tener en cuenta para cambiar los iconos
No es nada complicado personalizar los iconos en Windows, y mucho menos con las herramientas que hemos visto y que automatizan el proceso. Pero durante el proceso, por sencillo que parezca, siempre podemos encontrarnos con piedras en el camino que nos traigan de cabeza. Uno de esos problemas es cuando uno de los iconos personalizados no aparece correctamente, viéndose pixelado o deformado. Una de las causas más habituales es que el archivo .ICO no tenga la resolución adecuada (por ejemplo, 256×256 o 512×512 píxeles) o si la imagen original no es cuadrada. También puede ocurrir el que el archivo .ICO esté dañado o no sea compatible con Windows.
Al cambiar un icono, también es posible que vuelva al predeterminado de Windows, sobre todo cuando el archivo .ICO ha sido movido o eliminado o está guardado en una ubicación temporal, como pueda ser el caso de un Pendrive o similar. La mejor recomendación en este caso es que este tipo de archivos se guarden en una carpeta permanente. Otro de los problemas viene derivado de no seguir una de las máximas recomendaciones, y es descargar iconos solo de webs fiables y recomendabas. Hay muchos otros sitios web que aprovechan las gana de personalización de los s para ofrecer paquetes de iconos que incluye malware o archivos corruptos.
Un problema derivado de esta personalización es cuando notamos que el sistema se ha vuelto más lento, ya sea en el Explorador de archivos o el escritorio. Generalmente ocurre en equipos que están algo limitados de recursos y como carga extra, hemos añadido imágenes de alta resolución o animaciones. No obstante, siempre podremos salir de dudas para ver si este es el problema, usando iconos de menor resolución y evitando usar demasiados iconos animados.
Los permisos del sistema pueden hacer que los cambios que queremos hacer sean bloqueados. Es algo que suele ocurrir en entornos compartidos o corporativos donde se han establecido restricciones sobre los cambios que se pueden hacer a nivel de sistema. Si no contamos con el permiso del , poco vamos a poder hacer por mucho que lo intentemos.